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¿En qué estoy fallando? ¿Porqué no bajo de peso?
Son muchas las personas que se sumergen en el proceso de perder peso, sin obtener los resultados esperados. Pero, ¿porqué no bajo de peso?
En primer lugar, desde Nutt queremos transmitiros la importancia que hay en el establecimiento de hábitos saludables en los procesos de pérdida de peso. Debemos huir de las promesas de rápida pérdida o las dietas milagrosas, y no yéndonos tan lejos, de restricciones sin conciencia.
Lo que va a determinar nuestro éxito en la regulación del peso va a ser la adherencia a la alimentación que sigamos y por supuesto, que esa alimentación esté diseñada para nuestros objetivos concretos, necesidades fisiológicas y a nuestros gustos, porque cuidarnos y bajar de peso no tiene que estar reñido con disfrutar de lo que comemos.
Porqué no adelgazo
Ciclo pérdida de peso / recuperación
Cuando nos sumergimos en pérdidas de peso agresivas en poco tiempo, llevadas a cabo mediante dietas milagro y recuperamos ese peso perdido e incluso superando al inicial, estamos dañando nuestra salud metabólica. Preservar la masa muscular va a ser primordial para no introducirnos en este ciclo, en el que cada vez será más difícil la pérdida de peso ya que habremos perdido masa muscular, y habremos recuperado el peso en forma de grasa situándonos en una peor situación metabólica y teniendo menos gasto energético por parte de nuestro organismo.
Restricciones severas
No podemos empezar el lunes a ‘pechuga/lechuga’ y acabar la semana tirando la casa por la ventana y vuelta a empezar. Esto no nos generará ninguna adherencia además de tener una mala relación con la alimentación.
Adaptar la dieta a ti y no tú a la dieta
Esto va a ser primordial para que la alimentación se adapte a nuestra rutina, nuestros horarios y por supuesto, a nuestros gustos.
Adaptar las necesidades de energía y fibra para mantenernos saciados y no recaer.
Las cantidades de los alimentos
Puede que a pesar de estar siguiendo una dieta adecuada, la cantidad de alimentos sea excesiva para propiciar una pérdida de peso. Considera reducir un poco las raciones, principalmente en cereales, legumbres, frutos secos y otros alimentos con alto contenido en grasa, que aunque sea saludable también debemos considerar la energía que nos aporta.
Trabajo sedentario
El trabajo es un espacio donde se pasan muchas horas por lo que cuando este es muy sedentario puede afectar a la actividad física global del día. En estos casos cualquier cambio de hábitos puede suponer una ayuda en el proceso de la pérdida de peso. Ir andando al trabajo, subir las escaleras, son pequeños gestos que pueden contribuir a que se logren los objetivos.
Actividad física
A la hora de perder peso, la dieta y la actividad física van de la mano, por eso es muy importante acompañar la dieta con actividad física siempre que no haya ninguna condición médica que lo impida. La clave de la pérdida de peso es el balance ingesta-gasto. Si mantenemos un balance negativo en el que las calorías que aportamos al organismo son menores que las que gastamos se favorece la pérdida de peso. Por eso realizar actividad física a menudo provoca que nuestro gasto sea mayor y que podamos perder peso con más facilidad.
Hidratación
Es fundamental mantenerse hidratado para que todas las funciones del organismo se lleven a cabo de forma adecuada. Una falta de hidratación provoca sensación de sed y esta puede confundirse con sensación de hambre y llevarnos a consumir más alimentos. Además una ingesta insuficiente de agua causa un enlentecimiento de nuestro metabolismo
Descanso
Dormir bien es muy importante y tiene relación con nuestra capacidad para perder peso pero muchas veces no lo tenemos en cuenta. Mantener una buena higiene del sueño es primordial a la hora de regular el peso corporal. Hay que evitar realizar actividades que puedan quitar el sueño, como tomar alimentos estimulantes por la noche como el café u otras bebidas con cafeína. También es importante tener una rutina del sueño, levantarse y acostarse a la misma hora ya que esto ayuda al descanso.
Estrés
El estrés también puede ser un factor que nos limite a la hora de perder peso. Cuando sufrimos estrés se libera cortisol, una hormona que puede aumentar el apetito y provocar que consumamos cantidades más abundantes.
Carmen Domingo