La relación que tenemos con nuestro cuerpo es algo profundamente personal, aunque a menudo se ve influenciada por mensajes externos. Cada uno de nosotros tiene una historia única con su cuerpo, su concepto de imagen corporal y una historia que puede incluir tanto momentos de gratitud como de conflicto.
Hoy, en un mundo donde los medios de comunicación y las redes sociales bombardean con imágenes de cuerpos «perfectos», no es raro sentir que nuestro propio cuerpo no está a la altura. Sin embargo, tu valor no está definido por esas imágenes o por las expectativas ajenas. Más bien, es algo que puedes encontrar dentro de ti, en la forma en que te relacionas contigo mismo/a. Este es un camino que requiere paciencia, pero también es un proceso lleno de autocompasión y autoaceptación.
En este artículo, quiero ofrecerte herramientas que te ayuden a cultivar una relación más saludable con tu cuerpo, basada en la aceptación, la gratitud y la conexión con el momento presente.
Tabla de contenidos
¿Qué es la imagen corporal?
La imagen corporal es la forma en que te percibes y sientes respecto a tu propio cuerpo. No siempre está alineada con la realidad, ya que puede verse distorsionada por pensamientos, emociones y expectativas externas. A veces, sin darnos cuenta, caemos en patrones de autoexigencia o autocrítica, influenciados por experiencias del pasado, las opiniones de los demás o los estándares sociales.
En la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), no tratamos de cambiar la forma en que te ves desde el exterior, sino la forma en que te relacionas con esos pensamientos y emociones que surgen respecto a tu cuerpo. No necesitas luchar contra ellos, sino observarlos desde una distancia, con compasión y sin dejar que definan tu bienestar.
¿Cómo influye la imagen corporal en tu bienestar?
Cuando tenemos una imagen corporal negativa, a menudo nos encontramos atrapados en un ciclo de insatisfacción y autocrítica. Esto puede generar estrés, ansiedad e incluso contribuir al desarrollo de trastornos alimentarios o depresión. A través de la lente de ACT, podemos ver que estos pensamientos no son verdades absolutas, sino simplemente experiencias pasajeras que podemos observar sin juzgarlas.
Al adoptar una postura de aceptación hacia nuestro cuerpo tal como es, sin intentar encajar en moldes externos, podemos empezar a soltar la lucha interna que nos agota emocionalmente. La aceptación no significa resignación, sino vivir en paz con lo que es, mientras seguimos cuidándonos desde un lugar de respeto y amabilidad.
Estrategias para mejorar tu relación con tu cuerpo
1. Cultiva la autocompasión
La autocompasión significa tratarte a ti mismo/a con la misma gentileza y comprensión con la que tratarías a un ser querido. En lugar de criticarte por no cumplir con ciertos estándares, reconoce que eres humano/a y que, como todos, tienes momentos de vulnerabilidad. ¿Qué pasaría si en vez de decir «no me gusta cómo me veo», te dijeras «mi cuerpo es el hogar en el que vivo, merece mi cariño»?
La autocompasión te permite dar espacio a esos pensamientos difíciles sin dejar que te dominen. En su lugar, te abres a ellos con ternura, permitiéndote aceptar que no necesitas ser perfecto/a para ser digno/a de amor y respeto.
2. Desarrolla una relación consciente con tu cuerpo
En ACT, la práctica de la atención plena o mindfulness es clave. Al estar presentes en el momento, puedes reconectar con tu cuerpo de una manera más auténtica y amorosa. En lugar de enfocarte en cómo te ves, enfócate en cómo te sientes en tu cuerpo. ¿Puedes sentir la fuerza en tus piernas cuando caminas, el ritmo de tu respiración mientras descansas?
El ejercicio no debe ser un castigo ni un medio para cambiar tu cuerpo, sino una forma de conectarte con él y disfrutar lo que puede hacer por ti.
3. Desafía tus pensamientos autocríticos
Es normal que de vez en cuando surjan pensamientos negativos sobre tu cuerpo. No obstante, lo importante no es eliminarlos, sino aprender a relacionarte con ellos de una manera más saludable. La próxima vez que pienses «odio cómo me veo», pregúntate: «¿Es útil este pensamiento? ¿Qué me aporta?». Desde ACT, podemos ver estos pensamientos como eventos mentales que van y vienen, y no como verdades inamovibles.
Intenta reformular tus pensamientos. En lugar de decir «no debería comer esto», prueba con «puedo disfrutar de este alimento sin culpa, porque mi valor no está en lo que como».
4. Rodéate de influencias positivas
Nuestra relación con nuestro cuerpo también se ve moldeada por las personas y los mensajes que recibimos a diario. A veces, es necesario crear un espacio seguro y libre de críticas para que puedas sentirte aceptado/a tal como eres. Busca rodearte de personas que promuevan la aceptación y el respeto por la diversidad corporal, y limita tu exposición a cuentas en redes sociales que refuercen estándares inalcanzables.
Ejercicios prácticos para mejorar el concepto de imagen corporal
- Gratitud corporal Cada día, antes de acostarte, dedica unos minutos a pensar en tres cosas que agradeces de tu cuerpo. Estas no tienen que ver con la apariencia, sino con lo que tu cuerpo te permite hacer. Agradece por tu capacidad de abrazar a tus seres queridos, por tu fuerza para levantarte cada mañana, o simplemente por respirar.
- Diario de pensamientos Lleva un pequeño diario donde puedas anotar los pensamientos autocríticos que surjan sobre tu cuerpo. Al lado de cada pensamiento, escribe una respuesta amable y realista. Por ejemplo, si escribes «mi barriga es fea», tu respuesta podría ser «mi barriga es parte de mí y me permite disfrutar de los alimentos que amo».
- Movimiento consciente Encuentra una actividad física que disfrutes, pero practícala sin el objetivo de cambiar tu cuerpo. Elige algo que te haga sentir bien: puede ser yoga, bailar en casa, caminar por la naturaleza. El movimiento debe ser una celebración de lo que tu cuerpo puede hacer, no una forma de castigo.
Conclusión
Recuerda que tu cuerpo es único, y que la relación que tienes con él es un proceso continuo. Aceptarte a ti mismo/a tal como eres no significa conformarse, sino aprender a valorar lo que ya tienes y a vivir desde un lugar de gratitud y compasión. Desde la ACT, podemos dejar de luchar contra esos pensamientos negativos y en su lugar, centrarnos en vivir una vida plena y significativa, donde el cuerpo es nuestro aliado, no nuestro enemigo.
Bibliografía
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Natalia Corbeanu