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- 1 ¿Por qué la fuerza de voluntad no es suficiente?
¿Cuántas veces has escuchado frases como “solo necesitas más fuerza de voluntad” o “si realmente lo quisieras, podrías controlar lo que comes”?
La idea de que la fuerza de voluntad es la clave para una alimentación saludable está profundamente arraigada en nuestra cultura. Sin embargo, intentar controlar la comida basándose solo en la fuerza de voluntad no solo es ineficaz a largo plazo, sino que puede llevar a más frustración y culpa.
En este artículo, te hablaré del por qué la fuerza de voluntad no es la solución mágica para mejorar la relación con la comida y cómo podemos adoptar estrategias más amables y sostenibles para lograr un bienestar real.
¿Por qué la fuerza de voluntad no es suficiente?
La idea de que todo depende de la fuerza de voluntad ignora factores clave que influyen en nuestra conducta alimentaria, como la biología, el contexto social, el estado emocional y las experiencias previas con la comida.
Algunos motivos por los que la fuerza de voluntad falla incluyen:
- Agotamiento de la fuerza de voluntad: La investigación sugiere que la fuerza de voluntad es un recurso limitado que se desgasta con el uso. Si dependemos solo de ella, es probable que tarde o temprano nos sintamos agotados y volvamos a viejos hábitos.
- Factores emocionales: El estrés, la ansiedad o la tristeza pueden intensificar el impulso de comer de manera impulsiva, haciendo que la «voluntad» quede en un segundo plano.
- Reglas demasiado estrictas: Cuando imponemos restricciones extremas, generamos una sensación de privación que eventualmente lleva a excesos.
- Necesidades físicas insatisfechas: Pasar hambre o no nutrirnos adecuadamente afecta la toma de decisiones y aumenta los impulsos alimentarios.
En lugar de depender de la fuerza de voluntad, podemos adoptar un enfoque más flexible y efectivo basado en la comprensión de nuestras emociones, la atención plena y el compromiso con nuestros valores.
El problema de la mentalidad de control
Cuando tratamos de controlar la comida con reglas rígidas, creamos una lucha interna constante. Nos decimos cosas como “No debería comer esto” o “Si me permito un bocado, perderé el control”, lo que genera una relación tensa y cargada de culpa con la alimentación.
Esta mentalidad de control suele generar:
- Un ciclo de restricción y descontrol.
- Pensamientos de todo o nada (“O como perfectamente o he fracasado”).
- Una desconexión con las señales de hambre y saciedad del cuerpo.
Cuando la estrategia de control falla, podemos terminar sintiéndonos incapaces, reforzando la creencia de que el problema es nuestra falta de fuerza de voluntad. Sin embargo, la solución no es intentar controlarnos más, sino aprender a relacionarnos con la comida de otra manera.
Cómo mejorar tu relación con la comida sin depender de la fuerza de voluntad
Para salir del ciclo de control y culpa, podemos enfocarnos en estrategias más amables y sostenibles. Aquí te comparto algunas:
1. Practica la alimentación consciente
En lugar de seguir reglas externas sobre qué y cuánto comer, presta atención a las señales de hambre y saciedad de tu cuerpo. Pregúntate: “¿Tengo hambre física o emocional?” y observa cómo te sientes antes, durante y después de comer.
2. Cuestiona las reglas alimentarias estrictas
Si notas que te dices frases como “No puedo comer carbohidratos” o “El azúcar es veneno”, pregúntate: “¿Esta creencia me ayuda a tener una relación más sana con la comida?”. La flexibilidad es clave para un bienestar sostenible.
3. Identifica tus valores en relación con la comida
Más allá del control o la restricción, ¿qué es importante para ti en tu relación con la alimentación? Tal vez valoras el disfrute, el bienestar o la conexión social. Tomar decisiones basadas en valores en lugar de reglas externas te ayuda a salir del ciclo de culpa y descontrol.
4. Acepta el malestar en lugar de evitarlo con la comida
La próxima vez que sientas un impulso fuerte por comer sin hambre física, tómate un momento para notar la emoción que está surgiendo. No necesitas actuar de inmediato. Pregúntate: “¿Qué otra cosa podría hacer para cuidarme en este momento?”.
5. Cultiva la autocompasión
En lugar de castigarte cuando comes de manera diferente a lo que esperabas, intenta tratarte con la misma amabilidad que ofrecerías a un amigo. Recuerda que comer es una parte normal de la vida y no algo que debas «controlar» todo el tiempo.
Preguntas frecuentes sobre la fuerza de voluntad y la alimentación
¿Significa esto que nunca debería intentar controlar lo que como?
No se trata de renunciar al autocuidado, sino de cambiar el enfoque. En lugar de control, puedes optar por la elección consciente y el respeto por tus necesidades físicas y emocionales.
¿Qué hago si siento que realmente necesito controlar mi alimentación?
Es normal sentir la necesidad de control cuando has crecido con la idea de que esa es la única manera de manejar tu relación con la comida. Puedes empezar poco a poco a cuestionar esas creencias y explorar nuevas formas de relacionarte con la alimentación.
¿Cómo puedo saber si estoy progresando?
El progreso no se mide por qué tan bien puedes controlar la comida, sino por qué tan libre y en paz te sientes con ella. Si estás reduciendo la culpa, la autocrítica y estás tomando decisiones alineadas con tu bienestar, vas por buen camino.
Conclusión
La fuerza de voluntad no es la solución para mejorar tu relación con la comida. En lugar de tratar de controlarte, puedes enfocarte en la consciencia, la aceptación y la elección basada en valores. Al hacerlo, transformarás tu relación con la alimentación desde el autocuidado y la compasión en lugar de la lucha constante
Natalia Corbeanu

Soy farmacéutica y dietista-nutricionista colegiada (CV00443), fundadora y directora de Nutt Consejo Nutricional, un centro de referencia en nutrición clínica y digestiva en Valencia. Desde hace más de 16 años ayudo a las personas a mejorar su bienestar físico y emocional a través de una alimentación personalizada, basada en la evidencia científica y en la escucha real del cuerpo.
Mi trabajo se centra en entender la causa de los síntomas, no en poner parches temporales. En consulta abordo desde patologías digestivas complejas —como SIBO, disbiosis intestinal, síndrome del intestino irritable, histaminosis o intolerancias alimentarias— hasta desequilibrios hormonales vinculados a la perimenopausia, la menopausia o el hipotiroidismo, sin olvidar la influencia de la microbiota, el estrés y las emociones en cada proceso metabólico.
Formada en Farmacia y Nutrición Humana y Dietética, siempre he buscado unir la mirada científica con la comprensión humana. Mi enfoque no es solo técnico: creo que comer bien no es seguir una lista de prohibiciones, sino reconciliarse con la comida y con el cuerpo, aprendiendo a interpretarlo y a cuidarlo. Por eso, en Nutt trabajamos con un equipo multidisciplinar que integra nutrición, psiconutrición, educación alimentaria y terapia de apoyo, ofreciendo soluciones completas y sostenibles.
En los últimos años me he especializado en nutrición hormonal femenina y menopausia, un campo en el que combino la práctica clínica con la divulgación científica. Creo firmemente que la salud de la mujer no puede reducirse a calorías o peso, sino que necesita entender su fisiología, sus cambios hormonales y su historia vital. Por eso divulgo activamente sobre temas como los fitoestrógenos, la resistencia a la insulina en la perimenopausia, el papel de la microbiota en la regulación hormonal o la relación entre alimentación, descanso y deseo sexual.
Además de la práctica clínica, soy colaboradora habitual en medios de comunicación nacionales como ABC Bienestar, donde publico artículos semanales sobre nutrición y salud con rigor y lenguaje cercano. También participo en espacios televisivos como Saber Vivir o À Punt, y en medios locales como Levante TV, siempre con el objetivo de acercar la ciencia de la nutrición al día a día de las personas. Mi labor divulgativa busca desmontar mitos, ofrecer claridad y empoderar a quienes buscan mejorar su salud sin caer en dietas restrictivas ni soluciones milagro.
He formado parte de distintos proyectos educativos y charlas profesionales, y actualmente compagino la dirección de Nutt con la escritura de un libro sobre la menopausia —una obra que combina ciencia y narrativa para ayudar a las mujeres a entender esta etapa con libertad y autoconocimiento—. También diseño protocolos personalizados de nutrición digestiva, hormonal y metabólica, adaptados a cada paciente, porque no hay dos organismos iguales ni dos historias de salud idénticas.
Mi propósito es acompañar a las personas a reconectarse con su cuerpo desde la comprensión y la ciencia, guiarlas con cercanía y ofrecerles herramientas reales para recuperar su energía, su bienestar digestivo y su equilibrio hormonal. En Nutt trabajamos con esa filosofía cada día: alimentar con propósito, enseñar con evidencia y cuidar con empatía.
Si deseas saber más sobre cómo la nutrición puede transformar tu salud digestiva, hormonal o emocional, te invito a descubrir mi trabajo en Nutt, leer mis artículos en prensa o agendar una primera consulta personalizada. Porque cuidar de ti empieza por entenderte.
